Mes: febrero 2016

El comercial y la vieja candorosa

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Ocurrió en el tercer piso de un destartalado edificio del barrio barcelonés de El Carmelo. Allí vivía Dolores Romero, una anciana nonagenaria natural de Andalucía. Como muchas personas de su generación, había emigrado con su marido a la ciudad condal a finales de los años cincuenta. Fue la crisis de la minería, unida a la miseria de la posguerra, lo que provocó el éxodo migratorio en la primera mitad de la infausta dictadura franquista.

Final Fantasy XV: ¿una reinvención justificada?

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Pocas sagas despiertan tantas pasiones como Final Fantasy, especialmente en un momento tan delicado para la franquicia. La otrora reina de los juegos de rol japoneses tocó fondo la pasada generación de consolas. Como suele ocurrir en circunstancias similares, no fue un error aislado, sino una concatenación de despropósitos: en primer lugar, el planteamiento de Final Fantasy XIII no satisfizo a la gran masa de seguidores; sus secuelas sí que arreglaron algunos de los desatinos jugables, pero no consiguieron borrar el mal sabor de boca que dejó la primera aventura protagonizada por Lightning. En segundo lugar, la versión primigenia de Final Fantasy XIV fue un desastre absoluto; tuvieron que cambiar de director y desarrollar una versión nueva prácticamente desde cero. Por último, y en una posición no menos grave, tenemos el caso de Final Fantasy Versus XIII. El juego fue anunciado durante el E3 2006 en exclusiva para PlayStation 3, pero los problemas en el desarrollo lo hicieron desaparecer de todos los eventos hasta su rescate en 2011 (cambio de título incluido).

La muerte en pausa

Hang Song Doong aka Mountain River Cave, Son Trach, Bo Trach District, Vietnam: A caver looking towards a doline. Dolines are created when the cave ceiling collapses inwards allowing daylight to stream in and the creation of unique eco-systems.    (Photo Credit: © ITV STUDIOS LTD./ Simon Reay)

(Photo Credit: © ITV STUDIOS LTD./ Simon Reay)


¡Al martirio, al martirio!bramó el populacho enfervorizado. Puños alzados y expresiones desencajadas. El prisionero entró a la plaza del pueblo renqueante, tratando de ocultar el rostro con sus manos desnudas. El pueblo esperaba su llegada y no tardó en acercarse, a pesar de los esfuerzos del alguacil por mantener la calma. Las primeras piedras sisearon y golpearon al asesino en la cabeza, los brazos y el torso. El hombre gritó e intentó protegerse, mientras los funcionarios de la ley se movían para contener al vulgo. Cuando la situación pudo controlarse, arrastraron al acusado al centro de la plaza: amplia, de antigua piedra grisácea, y despojada del mercado dominical para la celebración del juicio.

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