A lo largo de un extenso discurso que Tim Cook, CEO de Apple, pronunció frente a los nuevos graduados de la MIT, salió a la palestra una cita de Martin Luther King: “Toda la vida está interrelacionada. Estamos todos atrapados en una inescapable red de mutualidad, insertos en un único destino”. Esta frase se hace aún más certera en el contexto actual, donde la sociedad está cada vez más globalizada y conectada gracias a la tecnología. Irónicamente, esas mismas herramientas también nos desconectan y nos alejan de la realidad y de las personas: nos dejan expuestos a peligros antaño inexistentes.
Se hallan ciertas verdades en el discurso del máximo mandatario de Apple. Tal y como esgrime, la tecnología rodea a la humanidad y se apodera de casi todos los aspectos de la vida. En ese punto nos podemos preguntar cuál es su papel. Tim Cook apunta acertadamente que la tecnología “no quiere hacer grandes cosas”, que eso depende de nosotros mismos. Y es que se trata de una herramienta supeditada al uso que la humanidad le dé. Por eso, en malas manos puede causar auténticos estragos, mientras que en otras ocasiones es posible que ayude a mejor a toda la sociedad. Una red social como Twitter, por ejemplo, muestra diferentes caras dependiendo del usuario que esté detrás de la cuenta o del tuit de turno. Los insultos están presentes, también los comentarios sexistas o racistas, o los bulos. Sin embargo, más allá de la morralla, los hilos que enriquecen y que aportan conocimiento están muy presentes.
Debido a la naturaleza del discurso, Tim Cook expone el camino que ha recorrido hasta su desembarco en Apple. Cuenta sus dudas y sus dificultades a la hora de encontrarse a sí mismo. Mucha gente ha compartido las mismas inquietudes, el hecho de no saber a qué dedicar su futuro y de qué manera encaminar su propia carrera.
Me llama la atención que dentro de la compañía de la manzana se topara con su propósito: “servir a la humanidad”. Por bien que suenen las palabras, no puedo evitar pensar en el sesgo publicitario de su discurso. No hay duda de que más allá de mensajes periféricos, lo que intenta vender es que Apple es una compañía responsable y comprometida con la idea de crear un mundo mejor. Así las cosas, no duda en subrayar el episodio en el que un accionista recriminó a la dirección que se invirtiera en programas en favor del medio ambiente sin que ello supusiera el retorno de la inversión. “Traté de ser diplomático”, explica. “Hacemos las cosas porque es lo correcto, y proteger el medio ambiente es un ejemplo crucial”.
Lo que no cuenta es que la amplia gama de productos Apple se fabrican en Foxconn, una empresa china con un historial turbio que incluye suicidios, condiciones de trabajo leoninas y mano de obra infantil. Esto último fue denunciado por Amnistía Internacional y Afterwatch, que en un informe señalaron que “los grandes líderes de la industria electrónica Apple, Sony y Samsung probablemente utilizan piezas con el uso de trabajo infantil”, según publicó el periódico International Business Times y recogió Actualidad.rt. El viaje realizado por Tim Cook a China para revisar las condiciones de trabajo en la empresa no dio sus frutos, pero los de la manzana siguen produciendo sus productos allí. Por otra parte, son de sobra conocidas las operaciones de ingeniería fiscal llevadas a cabo para eludir impuestos. La Unión Europea ha exigido, de hecho, el pago de 13.000 millones de euros esquivados por la compañía gracias a la tributación beneficiosa que ofrece Irlanda.
En esencia, el discurso es acertado, pero no aprecio una correlación entre las palabras y los hechos. Tampoco creo que los productos Apple sirvan a la humanidad, sino quizá a una minúscula parte de la humanidad. Después de todo, son productos exclusivos y casi de lujo.
Reyes
Interesante el artículo.