RUMOR
La facilidad con la que se propagan los bulos en la red se ha visto acrecentada por el poder mediático de las redes sociales. Nos son muy familiares esas fotografías de supuestos criminales que por alguna razón se viralizan en Internet. No hemos debido de cambiar tanto desde la Edad Media, porque los lechugazos de las ejecuciones públicas se han sustituido por juicios paralelos y ataques verbales en Facebook y Twitter. Muchas veces se demuestra que esas personas no sólo no son criminales, sino que además, su imagen se ha robado para crear la falsa noticia.

El rumor es todo un mundo intrincado que se ha fortalecido con el desarrollo de los medios de comunicación. Hoy en día no es fácil distinguir la verdad del engaño. En la industria del videojuego, que es en la que yo me muevo principalmente, es un hecho demasiado habitual. Los rumores sobre supuestos nuevos juegos, máquinas, cierre de estudios, etc, y las filtraciones a veces malintencionadas y otras urdidas por las propias compañías, son el pan de cada día. Entre el jugador y las empresas la prensa especializada tiene que ejercer un papel de mediador y separar adecuadamente el mero rumor de la noticia real.
¿Debe la prensa publicar rumores? Esta es una pregunta  que tenemos que hacernos ahora más que nunca. Si seguimos las enseñanzas de las escuelas de periodismo en la universidad la respuesta es clara y contundente: no y mil veces no. Los rumores no son noticias y sólo se pueden publicar cuando están debidamente contrastados. El periodista Craig Silverman, recoge en un fantástico artículo publicado por la Universidad de Columbia—Lies, damm lies, and viral content (en inglés) —algunas apreciaciones sobre la tendencia del periodismo de difundir rumores escasamente verificados:
«Se trata de un círculo vicioso, pero familiar: un rumor se abre camino hacia las redes sociales o hacia cualquier otro sitio online. Algunos utilizan titulares que recalcan la veracidad del rumor para fomentar clicks y difusión, mientras otros usan lenguaje superficial, del tipo “según informa…”. Una vez que se le ha dado credibilidad en la prensa, el rumor está preparado para que otros nuevos sitios lo repitan y atribuyan a los medios anteriores. Al final el punto de origen queda oscurecido por una masa de nuevos artículos interrelacionados, alguno de ellos (si es que los hay) añade información de contexto para el lector».
En las últimas semanas el chismorreo ha sido protagonista principal en foros y prensa del videojuego. Por un lado, se filtró el supuesto mando de NX (nombre en clave de la futura consola de Nintendo). Por el otro, PlayStation 4k ha llenado titulares en todo el mundo. Estos dos rumores reflejan perfectamente el ejercicio de conciencia que tendríamos que hacer todos los periodistas y medios de comunicación.
El (falso) mando de NX se difundió como la pólvora y creo que no me equivoco al señalar que casi toda la prensa del videojuego se hizo eco de ello. Pronto se confirmó que se trataba de un bulo creado por un tipo ingenioso que diseñó y construyó el mando valiéndose de una impresora 3D. Es otra mentira que los medios de comunicación hemos contribuido a extender.
La prensa tiene la importante función de informar sobre hechos concretos verificados. Algunos periodistas opinan que existen ciertos rumores más o menos creíbles que se pueden publicar. Yo diría que no se debe hacer a menos que las fuentes sean claras e inequívocas. En el caso de PlayStation 4k, medios como The Wall Street Journal o Digital Foundry atribuyen a fuentes independientes la existencia de un prototipo de la máquina. Más allá de ello, las características son confusas y se mezclan con un amasijo de rumores de todo tipo. Por ese motivo, publicar esas supuestas características sólo añade ruido y más confusión.
Cualquiera con un ordenador y una conexión a Internet puede crear o difundir rumores falsos, pero los profesionales del periodismo estamos para verificar y para eliminar toda la paja que recubre la verdad. Si sucumbimos al bulo fácil, si no separamos y nos limitamos a repetir lo que un anónimo dice en un foro de Internet o lo que un cualquiera afirma en Twitter, nos convertiremos en simples voceros sin ninguna credibilidad. Marionetas al servicio del bulo y del cotilleo. Si nuestra función es informar, ¿por qué no lo hacemos?