Pocas sagas despiertan tantas pasiones como Final Fantasy, especialmente en un momento tan delicado para la franquicia. La otrora reina de los juegos de rol japoneses tocó fondo la pasada generación de consolas. Como suele ocurrir en circunstancias similares, no fue un error aislado, sino una concatenación de despropósitos: en primer lugar, el planteamiento de Final Fantasy XIII no satisfizo a la gran masa de seguidores; sus secuelas sí que arreglaron algunos de los desatinos jugables, pero no consiguieron borrar el mal sabor de boca que dejó la primera aventura protagonizada por Lightning. En segundo lugar, la versión primigenia de Final Fantasy XIV fue un desastre absoluto; tuvieron que cambiar de director y desarrollar una versión nueva prácticamente desde cero. Por último, y en una posición no menos grave, tenemos el caso de Final Fantasy Versus XIII. El juego fue anunciado durante el E3 2006 en exclusiva para PlayStation 3, pero los problemas en el desarrollo lo hicieron desaparecer de todos los eventos hasta su rescate en 2011 (cambio de título incluido).