La primavera es una estación importante en Japón. Es el momento en el que uno de sus grandes símbolos, el cerezo, florece antes de recuperar su pelaje verdoso. Suele ocurrir en marzo o principios de abril, dependiendo de las temperaturas (en Okinawa lo hace antes debido al clima tropical). Durante no más de una semana, los tonos rosáceos y áureos colorean un paisaje lleno de vitalidad. Los suelos quedan decorados con una alfombra de flores que sobrevuela a ritmo de viento templado.