A través de la poética de Aristóteles destapamos uno de los rasgos principales del proceso de composición de La Odisea: no estaba construido con el objetivo de ser leído, sino para ser recitado en un auditorio de manera oral. Es por ese motivo que todos los episodios eran bastante breves, tal y como también apunta el filósofo en su poética. Cada uno de esos capítulos debía ser claro y aunar todos los elementos dramáticos necesarios. Por otro lado, eran generalmente independientes los unos de los otros. Si bien había un hilo conductor común—la guerra y el regreso al hogar—, los episodios narraban las diversas aventuras de Ulises. La obra homérica prescindía asimismo de los detalles cuando ya no eran necesarios: